Fulano me habló de una conversación que tuvo con Mengano; resulta que Mengano dijo algo que hirió a Fulano, y yo me indigné: adoro a Fulano. Entonces, para consolarlo y porque de verdad lo creí así, le dije
-Lo que te dijo Mengano es algo totalmente subjetivo.
Luego me di cuenta de que había dicho una obviedad, porque Mengano es un sujeto y, por lo tanto, sus opiniones serán, siempre, subjetivas. Si fuera un objeto sería otro cantar. Pero hasta donde yo sé, los ladrillos, las lámparas y las regaderas no opinan; por lo tanto, toda opinión es subjetiva.
Separemos hechos de opiniones. Si Mengano me dice estás usando una remera rayada, es un hecho. Estoy usando una remera rayada, y eso es irrefutable. Si Mengano me dice esa remera rayada te queda mal, o esa remera rayada te queda bien, es una opinión. Y toda opinión es refutable, porque no se basa en hechos sino en pareceres. Y ahí entro yo.
Si Mengano me dice esa remera rayada te queda mal, y yo le creo, tranformo su opinión en un hecho. Si me dice esa remera rayada te queda bien, y yo le creo, el hecho será que me queda bien.
Nadie puede lastimarme y nadie puede hacerme sentir bien, excepto si yo se lo permito. El poder que Mengano tiene sobre mi vida es aquel que yo le otorgo.
Esto, claro está, es sólo mi opinión.
1 comentario:
¡PLÍÑ!
Publicar un comentario